Para terminar las
referencias a la savia leninista de
Podemos haré mención de otra faceta de gran tradición en los tradicionales
partidos comunistas: el frecuente llamamiento a las bases honradas del PSOE, para que
abandonen a las direcciones traidoras. Se nota que Iglesias ha leído a Lenin.
Y si no lo ha leído no me extrañaría que su compañera sentimental neo-comunista
Tania, mientras friegan los dos
juntos los platos después de cenar, entretengan tan necesaria como tediosa
tarea con citas de Lenin, que
complementen la ya elevada formación política de Iglesias.
No conviene desdeñar el
impacto de Podemos en la izquierda, no sólo en la neo-comunista. No hace mucho
destacados miembros del PSOE, en un acto público de apoyo al candidato Tapias, previo a la elección del Secretario General del PSOE, han afirmado que “muchas
cosas de las que dicen Podemos,
Izquierda Unida, o Compromís tienen sentido”, o “El Partido socialista cambia de una manera radical o desaparecerá”.
Siempre se debe aprender de los demás. Si se trata de como engañar a la gente
con falsas promesas y el sostén de
incondicionales apoyos
mediáticos, casi que mejor que aprender de Podemos se puede aprender del
Partido Popular. Este Partido se mueve
en la charca de la política espectacular como pez en el agua. Le llamo política
espectacular a aquel discurso político que no habla de los problemas reales de los
españoles sino que a través de los medios públicos de comunicación, y muchos
privados, generan una realidad virtual que en nada se parece a lo que viven
cinco millones de parados, y muchos más que viven con salarios de
miseria.Sirva de ejemplo Rajoy que hace unos días declaró que somos el país de Europa que más crece, con el 0,6 por
ciento en el segundo trimestre. Ese
cínico optimismo contrasta con la realidad del país y es una clara señal de en
manos de quién estamos, eso sí por la voluntad mayoritaria de los españoles.
Pero volviendo a los
compañeros, destacados dirigentes del PSOE, miembros del máximo órgano
dirigente entre Congreso y Congreso, no militantes de base, cuando dicen que el
“PSOE
desaparecerá sino cambia de manera radical”, deberían ante tan
enorme peligro señalar a su Partido en que debe cambiar para no desaparecer.
Nada concreto dicen. Porque tampoco lo saben o bien porque deslumbrados
por los fuegos artificiales de Podemos le han cogido afición a la frase hueca
que promete mucho y nada real dice.
Treinta y cinco años
hace me afilié al Partido Socialista
y a la Unión General de Trabajadores.
Siempre he creído estar afiliado a un Partido Democrático. Democracia es que
decida el máximo representante de la soberanía popular – el Parlamento - , no
Asambleas de” barrio”, base de un supuesto poder de la gente. Un Partido Socialista que dentro del
marco democrático pretendía, y en la etapa de
Gonzalez sobre todo, lo consiguió, realizar profundas reformas
sociales que protegieran a los más desfavorecidos. Un Partido, que después de casi siglo y medio de constante
irrupción en la vida nacional de “espadones”, consiguió que los generales por
fin se quedaran en los cuarteles y asumieran
que no tenían que salvar a la Patria de nada, y menos de los españoles. Un Partido que consiguió integrar a
España en Europa. A este Partido me
afilié el siglo pasado y no me arrepiento de haberlo hecho. No siempre he
estado de acuerdo con sus políticas. Creo que tanto durante las etapas Gonzalez o de Zapatero se ha sido innecesariamente benévolo con la Iglesia de
Roma. El Concordato, la mal llamada enseñanza religiosa en los colegios
públicos – nada se enseña, sólo se adoctrina en supersticiones milenarias como
trozos de pan que son el cuerpo de no se sabe quién - , los beneficios
fiscales, conforman un conjunto que sólo sirve para que el catolicismo español
no sea lo que debe ser cualquier religión: una respetable creencia privada. Aún
recuerdo sintiendo vergüenza ajena a la antigua Vice-Presidenta del Gobierno Zapatero, María Teresa Fernandez de la Vega,
cenando en Roma con cardenales y
soltando “latinajos” para celebrar, si no me falla la memoria un acuerdo que
aún mejoraba más la financiación de la Iglesia.
En muchas ocasiones esta mujer dio pruebas de su estulticia, pero no es de las
menores que se pensara que con cenar con algunos Príncipes
de la Iglesia y demostrar cierto conocimiento de la lengua
de la Iglesia de Roma- el latín- iba
a “ camelarse” a esos viejos zorros que tienen
el saber que sólo el ejercicio milenario del poder permite.

Cena
de La Vice-Presidenta Fernandez Diaz con los Príncipes de la Iglesia en Roma
Rouco
Varela. Presidente de la Conferencia
Episcopal Española desde
1999 hasta este año en una manifestación contra
la Ley del Matrimonio Homosexual.
El
PSOE es por su propia naturaleza
ideológica y organizativa plural. En él
tienen que sentirse cómodo toda clase de socialistas . Joaquin Leguina, firmante de manifiestos como el titulado "Libre e Iguales" impulsado por FAES, radicales de izquierda , el término
no es mío sino del Diario “La Marina
Plaza” de 12 de julio de 2014 , como los miembros del Comité Federal del PSOE que desgranaron en
un acto público en Benidorm lo mucho que teníamos los socialistas que aprender de Podemos.
Pero el núcleo central social-demócrata del Partido no debe cambiar. La social-democracia, cuyo
auténtico inspirador fue Bernstein, que, con la que fue polémica frase en su tiempo “el
movimiento lo es todo, el fin no es nada”, sentó las bases políticas de los
partidos socialistas. O tal vez más fácil
llamó por su nombre a lo que era la auténtica práctica política del Partido Social- Demócrata Alemán a
comienzos del siglo XX. Los partidos socialistas no debemos, y casi nunca lo
hemos hecho, prometer que traeremos el Cielo a la Tierra. Ya se sabe cuándo se
intenta traer el Cielo frecuentemente se trae el Infierno, y el que tenga dudas
no tiene más que visitar, si le dejan, Corea del Norte. Aplicando lo que Popper definió como ” Ingeniería Social
Reformista” , los partidos socialistas deben reformar por la vía democrática,
todo lo que haya que reformar de nuestra Leyes e Instituciones, para intentar
solucionar los problemas , que no son pocos, de los europeos de hoy. Terminando
con la autoridad intelectual de Popper
– estas ideas las detalla en su obra “la
Sociedad abierta y sus enemigos” – existe la alternativa al reformismo que él llama
la “Ingeniería Social Utópica “, que
supone hacer “tabula rasa” de nuestras instituciones y dar un salto en
el vacío que nos puede llevar a situaciones sociales peores que las actuales.
Creo que hay en la historia del siglo XX, en ella se inspiró parcialmente Popper para la obra citada, ejemplos
numerosos de del color que adquieren las utopías cuando maduran: el gris de la
miseria y el rojo de la sangre.