Siguiendo con el repaso de la situación
actual de las fuerzas progresistas que podrían configurar una nueva mayoría
parlamentaria está Izquierda Unida. IU y
su mentor el Partido Comunista viven atónitos como, cuando al fin llega el día
tanto tiempo esperado del crespúsculo de la social-democracia, viene Podemos y
“les roba la merienda a la puerta del
colegio”. Cambian de liderazgo ponen al comunista - “siglo XXI”, Garzón, de nuevo líder, que además
escribe libros de escaso interés, y Podemos les sigue despreciando. Triste
papel el de IU mendigando una coalición con unos advenedizos como Podemos. Tal
vez IU y su Partido mentor estén pagando no haber advertido que el comunismo –
por lo menos en Europa – se terminó el 9 de noviembre de 1989. En Berlín.
Sensatez necesita el Partido Comunista y
su filial Izquierda Unida. A veces la han tenido. En la II Republica sólo
fueron sensatos a finales de 1935 cuando la III Internacional, siguiendo
dócilmente las directrices estratégicas de Moscú, asustado ante el avance del
nazismo, les ordenó que se dejaran de
Alianzas obreras revolucionarias, y se integraran en la nueva Alianza
republicana-socialista que finalmente se llamó Frente Popular. El líder de la
aún non-nata en ese momento alianza
republicano-socialista, Manuel Azaña, veía con escasa estima a los comunistas. ¿Adónde
podemos ir nosotros, ni ustedes, con los comunistas?”, escribió a Prieto en una de sus
abundantes cartas en ese año 1935. Por fin los comunistas, de la mano
de Largo Caballero, al que no mucho después se lo agradecieron con los peores
epítetos, consiguieron su objetivo y salieron de la marginalidad política, al
integrarse en las candidaturas del Frente Popular
Tuvieron sensatez con la consigna de la “Reconciliación Nacional”
entre vencedores y vencidos en la Guerra Civil, en 1956, para superar
las profundas heridas de la guerra civil en la sociedad española y la constante
retórica del Régimen franquista sobre
Alzamiento . Pragmáticos fueron en la
Transición aceptando la Monarquía Constitucional y olvidándose de nuevas Repúblicas. Para la gran conjunción
de fuerzas progresistas necesaria para liberar a nuestra democracia del
secuestro que sufre de una Derecha, que con la excusa de la crisis económica,
ha llevado estos años la política que ansiaba hacer desde el tiempo de la
Transición en el que tuvo que hacer inevitables concesiones, IU tiene que jugar un
papel minoritario pero importante. Revindiquen todo lo que sea factible las
medidas de mejora de los más desfavorecidos. Si se han vuelto acordar de la
Republica, manténganla como objetivo a largo plazo. Pero un programa alternativo
de Gobierno al de la Derecha no puede
dejar en la duda nuestra continuación en el euro o en la Unión Europea. Sin
remontarnos a la historia pasada en Andalucía se ha visto como IU en el Gobierno sabe combinar bien el
radicalismo estratégico y el posibilismo táctico. Para eso se inventó la
dialéctica.
Podemos. Ya he escrito en este “blog” con
profusión de esta fuerza emergente. Guste o no guste, a mi poco, ahí está y
todas las encuestas les vaticinan una importante presencia en el futuro Parlamento. Pueden ser
imprescindibles para una nueva mayoría de progreso. De momento lejos están de
conformar una nueva mayoría con su archi-reiterado discurso de asimilar al PP y
al PSOE con el despreciativo calificativo de la “Casta”. Ciertamente desde las
elecciones europeas moderan su discurso político a gran velocidad. Tanto es así
que ahora insisten en situarse en el centro del tablero político y así poder
pescar en diversos caladeros de votos. El centro es tentador. Pero no se sitúa
en él el quién quiere, sino el que puede. Un Partido que clausura su Asamblea con
el canto de la “estaca” de Lluis Llach,
ante un mar puños cerrados, señala bien a la claras cual es la procedencia
ideológica de sus bases.
En su magna Asamblea del fin de semana
pasado, en sus quince propuestas, se incluye no el impago de la deuda, sino su
reestructuración ordenada, que no se sabe muy bien lo que es, pero ya supone un
avance que hayan entendido que para financiar nuestro déficit público hay que
pedir dinero prestado, que luego se
debe, y que nadie presta a quién asegura que no piensa pagar. El resto, salvo
dos o tres medidas, son bastante razonables y en general todas negociables;
reforzar la enseñanza pública, buscar soluciones viables a los desahucios,
luchar contra la corrupción, recuperar
la sanidad universal son medidas perfectamente integrables en cualquier
programa de reformas de izquierda. Alguna de ellas, como la referente a la
sanidad universal, el PSOE la puede asumir con la autoridad moral de quién, en
sus etapas de Gobierno, creó esa sanidad universal y gratuita que el Partido Popular
ha desmantelado.
Si abandonan el tremendismo de los que han
descubierto que el Sol sale por Este, no es imposible que formen parte de una mayoría
de progreso. Que afirmen que piensan gobernar en solitario es normal antes de
unas elecciones. Lo peligroso es creérselo. Podemos podrá alcanzar el quince,
el veinte por ciento de los votos, siendo generosos. Nadie en España gobierna
en solitario sino alcanza el cuarenta por ciento de los votos. Y eso aunque la
Sexta saque a Iglesias por la mañana, a Errejón por la tarde, y a Monedero por
la noche , si es muy avanzada la noche mejor para ellos, aun así, esa cantidad
de votos está muy lejos de sus posibilidades.
Para Podemos se va acercando la hora de
hacer política y se está acabando el entrenamiento. Con los diputados que
tengan, esto sirve para algunos Parlamentos autonómicos, tendrán que decidir si
enrocarse en un ”purismo mesiánico” que sólo ayudara a que la Derecha
siga gobernando, o pactar con otras fuerzas de izquierda. Y más allá de sus
ambiciones desatadas por las encuestas y su coro mediático, tendrán que admitir
algún día que en la Izquierda está el PSOE como fuerza necesaria. Es difícil
pactar con una fuerza política a la que diariamente insultas Esa es la
disyuntiva de Podemos: ser un sumando nada despreciable en una futura
mayoría de progreso o situarse” en la
vaguedad política, sin compromisos definidos más allá de “muletillas” como “lo que
quiera la gente”. Y esperar que el
poder total les llegue como fruta madura. Si se equivocan de alternativa no
sólo serán un esporádico movimiento de protesta, sino que contribuirán a que en
España, con un triste balance de Gobierno, se perpetúe la Derecha de siempre.
Para terminar el repaso de las posibles
fuerzas de progreso está el nacionalismo catalán y vasco, excluido Bildu, pues
una cosa es que sean legales, que lo deben ser, y otra es olvidar los cientos
de muertos con los que sus ” primos” de ETA han ensangrentado la democracia
española. Esquerra Republicana de Catalunya, que previsiblemente será el
Partido nacionalista con más representación parlamentaria, debería poner más
énfasis en la E de izquierdas, como cuando la dirigía Carod Rovira, y no sólo
en la C. catalanista. Como ya he escrito
en reiteradas ocasiones en este blog la Independencia de Cataluña está fuera de
lo políticamente posible hoy. Se pueden y se deben negociar otros puntos de sus
reivindicaciones. Seguramente para que algunos de ellos sean viables será
necesario reformar la Constitución. Y para ello, aunque el PP esté en la
oposición será necesario pactar con esa fuerza política la Reforma
Constitucional.
Este
vasto acuerdo de las fuerzas de
izquierda para que las próximas elecciones signifiquen un cambio de
rumbo de la desdichada etapa que vivimos hoy por hoy parece imposible. Las elecciones de mayo y noviembre del
año próximo marcaran la pauta, Todo acuerdo entre fuerzas políticas exige
concesiones de todas en aras de una sola política. Lógicamente se presentaran
cada una de ellas a las elecciones con su programa político que previsiblemente
será distinto. Si suman una nueva
mayoría será el momento del acuerdo y de la elaboración de un mínimo programa
común. No es necesario que todas las fuerzas que pacten se integren en un
futuro Gobierno. Se pueden mantener márgenes de disidencia. Ese hipotético
futuro Gobierno progresista debe ser sino una orquesta clásica, por lo menos un
grupo de jazz, donde se interpretan piezas con la libertad del solista, pero
con una única melodía. La política económica tiene sus opciones y sus límites.
El nuestro es el de la Europa del euro. El Banco Central Europeo ha impuesto a
los países periféricos condiciones draconianas. Su política, impuesta desde
Berlín, no desde Frankfurt, está siendo una losa para que la Europa del euro
salga de la crisis. Pero con un déficit público del seis o el siete por ciento
y una deuda que alcanza el cien por
ciento de nuestro P.I.B, si España se saliera del euro, ¿a qué tipo de interés
se nos prestaría el dinero fuera del euro?
Los solemnes discursos en el Parlamento
Europeo o las consignas en tertulias pueden ser útiles para captar algunos
votos, pero no sirven para gobernar en a un país agotado por seis años de crisis económica y tres de
gobierno reaccionario. Lo de “asaltar el
cielo” que afirmó Iglesias el
pasado sábado es una buena frase para un mitin. Al parecer la empleó Marx en una carta en la que comentaba
la Comuna de Paris. Marx jamás
asaltó no ya el cielo sino siquiera la comisaría de su barrio. Analizó
agudamente las revoluciones de 1848 en “el
18 Brumario de Napoleón Bonaparte “o la Comuna de Paris en la “La Guerra
Civil en Francia “, desde la
prudente distancia que hay de Londres a Paris. Como decía es una frase feliz
para las arengas pero no sirve para gobernar. No existe el Cielo ni el mítico
ni el secular. Los hombres y mujeres españoles necesitan alimento, vivienda,
asistencia sanitaria, educación de calidad para sus hijos…Eso no se consigue
con frases de Asamblea Universitaria. Podemos o IU pronto tendrán que asumir la carga de millones de españoles,
no tantos como ellos se creen, que confiaran en ellos para salir del paro o de
la pobreza. Inútil que se engañen con fraseología izquierdista. La izquierda
sin el PSOE no es nada en España. Y el PSOE necesitara a otras fuerzas de
izquierda para ser una alternativa de poder. De la asunción por todos de estos
parámetros depende que en un año se termine una de las etapas más negras de la
democracia española.