sábado, 14 de febrero de 2015

Europa y sus fantasmas

Un fantasma recorre Europa. La creciente presencia de inmigrantes de otras regiones del mundo, con su cultura, hábitos religiosos, costumbres , todas ellas diferentes a las de Occidente. Y como efecto el rechazo de los europeos al flujo constante de esas gentes. En la Europa comunitaria la procedencia mayoritaria de esta entrada de inmigrantes proviene del mundo islámico – no sólo magrebí – y del África Negra. En España por razones linguisticas  y culturales también es importante la inmigración latino-americana.

La reacción en Europa ante este fenómeno es visible. El éxito del Frente Nacional en Francia en las pasadas elecciones europeas es la muestra más inmediata y notoria de un fenómeno, que con mayor o menor intensidad tiene alcance europeo. Sectores numerosos de europeos se sienten amenazados por la amplitud del fenómeno migratorio. En este rechazo se mezcla desde el prejuicio racial, hasta la sensación de que estos inmigrantes amenazan sus puestos de trabajo o su seguridad. En nuestro país frecuentemente asistimos a los intentos masivos de inmigrantes, en Ceuta y Melilla, de penetrar por la fuerza en ambas ciudades y cuando las fuerzas de seguridad lo impiden, no siempre con éxito, se generan polémicas sobre si los medios que utiliza la Guardia Civil son acorde o no con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

No es descubrir nada nuevo detectar que dos son las causas de esta presión migratoria: la pobreza y la guerra. En muchos países del Africa Sub-sahariana y bastantes del mundo árabe viven buena parte de sus habitantes en condiciones de extrema pobreza. Probablemente, entre otras causas, como efecto de esta miseria muchos de ellos están inmersos en crueles guerras civiles.¿ Cómo salir de la miseria o de la amenaza a la vida y la seguridad propia ?Ir a la próspera Europa, que a sus ojos es todavía mucho más prospera de lo que es en realidad, pues la televisión por satélite les transmite la imagen, creada por los “spots” publicitarios, de un continente plagado de coches de lujo, mujeres enjoyadas , residencias paradisiacas al lado del mar…. Con este señuelo atraviesan desiertos, mares, vallas con púas… Tristemente muchos mueren en el intento de sed en el desierto o ahogados en las inseguras barquichuelas con la que atraviesan el Mediterráneo.

Y cuando llegan a El Dorado que se encuentran; países con tasas de desempleo de más del veinte por ciento, con unos servicios de asistencia social bajo mínimos y que no desean recibir más inmigrantes. Ciertamente la Europa de hoy no tiene los caminos asfaltados de oro. Es un continente en decadencia, con una aguda crisis económica que dura ya más de siete años, y que, salvo que se opte por políticas económicas más expansivas, puede caer en una década de estancamiento económico. Después de tantas desventuras el sirio o el senegalés que llega a la Tierra Prometida se encuentra condenado a vivir de ingresos irregulares, en viviendas muchas veces en ruinas y en el límite de la miseria. En definitiva han venido a buscar trabajo en donde lo que precisamente falta es el trabajo.

Si son de religión islámica, lo que es el caso de la inmigración árabe, paquistaní y de parte de la sub-sahariana,  se refugian, como forma de encontrar apoyo espiritual y en algunos casos material, en las mezquitas y en el mundo que las rodea. Se agrupan en  algunos barrios y poco a poco forman pequeños islotes islámicos en un entorno que es cristiano, y sobre todo laico. Basándose en una religión como la de inspiración mahometana, que lejos de ser un credo privado regula la alimentación, el vestido, las horas de oración, las relaciones entre sexos…, crean unas micro-sociedades que provocan el rechazo y la hostilidad del entorno. Los atentados sangrientos que en el nombre de esa religión se han producido en la última década en España, Inglaterra, Estados Unidos, Australia o más recientemente en Paris refuerzan esa hostilidad. Estamos ante un proceso que se retro-alimenta pues los islamistas, aun teniendo en muchos casos la nacionalidad del país de acogida, no se sienten ciudadanos del mismo. Tal  como está ocurriendo ahora con motivo de la insurrección del Estado Islámico en Siria e Irak, acuden en gran número a combatir a tierras lejanas, que jamás han conocido, a una guerra en la que muchos morirán.

 Estamos ante un proceso complejo y preñado de peligros que sin duda exigiría un estudio mucho más exhaustivo. Pero en cualquier caso tanto el reforzamiento ideológico del islamismo, como la presión inmigratoria que está sufriendo la Europa comunitaria, y en especial los países del Sur de Europa como España o Italia, se debe abordar por los Gobiernos europeos y los partidos políticos de este ámbito geográfico con seriedad y rigor. ¿Qué quiere decir seriedad y rigor en mi opinión? De entrada no ocultar la realidad con “latiguillos bien- pensantes”, que no dejan de ser recetas sencillas a problemas complejos.

 Por poner un ejemplo: como ya se ha dicho en muchos países del Africa Sub-sahariana el trabajo es escaso, la pobreza extrema y las expectativas de mejora personal escasas. Sin duda estas circunstancias  afectan a decenas de millones de personas. ¿Cuál es la solución?¿ Que esas decenas de millones de personas se vengan a Europa a vagar por las calle vendiendo relojes , bisutería o imitaciones chuscas del arte africano? Creo que en este punto surge el clásico dilema en política  entre la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad. Si partimos del primer supuesto todo hombre nazca donde nazca tiene derecho a trabajo digno, alimentación, vivienda. Pero la ética de la responsabilidad nos advierte que una política europea de puestas abiertas a la inmigración nos llevaría al caos, la crisis social, y muy posiblemente a explosiones de racismo . Lamentablemente en el planeta Tierra está todo descubierto, poblado y explotado. Ya no queda, como hace apenas dos siglos, tierras vírgenes que poblar y colonizar. No quedan paraísos por descubrir. Los africanos y los árabes deberán encontrar la solución a sus agudos problemas en sus tierras. Europa y Estados Unidos podrán y deberán ayudarles tecnológicamente y económicamente. Para que esta ayuda sea efectiva deberán dotarse estos países de instituciones estatales estables.  Estados que impidan que estas ayudas sean capitalizadas por  mafias armadas, aunque se auto-denominen a sí mismas “Ejércitos de Liberación”, que las utilizan como mecanismo de poder

La Historia enseña que a la larga la convivencia pacífica de comunidades con sistemas de valores muy diferentes es muy difícil.

Como ya adelantaba antes otro efecto de la creciente migración a Europa es el fenómeno del islamismo más o menos radical. Al haber sido colonias europeas países de religión islámica como Pakistán o Argelia, en Inglaterra o Francia, muchos de estos oriundos de lejanas tierras son descendientes de inmigrantes de segunda o tercera generación. Por tanto no son jurídicamente inmigrantes sino británicos o franceses. Franceses eran los terroristas autores de la matanza del semanario Charlie Hebdo o de  la del super-mercado judío. Sin embargo bien por cerrazón ideológica por su parte, bien por el racismo de los habitantes de su nueva patria, no sólo mantienen su originaria religión, si no que junto a las nuevas generaciones de inmigrantes se convierten en micro-sociedades en las que rigen valores muy diferentes a las de las sociedades que les han acogido a ellos, a sus padres o a sus abuelos. La Europa comunitaria es una zona , salvo excepciones, mayoritariamente laica. Los islamistas,  que por libre decisión han emigrado a ella, deben aceptar que sus rígidas costumbres religiosas comunitarias son ajenas al mundo en él  que ellos han elegido vivir.

 Hace unos meses en una localidad de la Ribera Alta de nuestra tierra se planteó  el problema de musulmanes  que exigían en los colegios públicos una dieta especial, en la que no se suministrara carne de cerdo. La Administración razonó que encarecía el coste de la dieta por alumno suministrar dos menús diferentes a los alumnos en función de sus creencias religiosas. Más caro o más barato el menú, el problema es de mas hondura. Una escuela pública no se debe regir ni dejarse influir por supersticiones  Si no quieren comer cerdo, en razón de no se sabe que máxima de Mahoma, que coman en casa. Lo que no pueden pretender es que una Europa, a la que ha costado  miles o millones de muertos de precio conseguirlo, cuando al fin  se está liberando del dogal de la religión pública, acepte ahora por miedo o comodidad nuevas trabas a una vida pública sin servidumbres basadas, no en la civilizada convivencia, si no en oscuros mandamientos.

Podríamos seguir con los ejemplos del “choque de civilizaciones”. Hay muchos. En la última década creo que sólo en una ocasión he asistido a un oficio religioso en “esas oscuras cavernas, de dulzona fragancia, que llaman Iglesias”. Pero esa vivencia mía no me impide ver lo incoherente de las protestas de los islamistas, cuando en una población se ponen trabas a la construcción de una mezquita , siendo notorio que en muchos países árabes la construcción de Iglesias cristianas está estrictamente prohibida. Ese convencimiento de muchos mahometanos de poseer  por la fe o la revelación la verdad absoluta se llama fanatismo.  En Europa estamos vacunados de esta enfermedad. La vacuna fueron las Cruzadas, la Inquisición, las sangrientas guerras entre católicos y protestantes. Millones de muertos.

Una parte de la izquierda, sin duda con las mejores intenciones, es hostil a las ideas que esbozado. Algún medio de comunicación televisivo transmite frecuentemente, acompañando las imágenes de comentarios horrorizados, como la Guardia Civil rechaza violentamente en la frontera de Melilla a los inmigrantes ilegales. Toda imagen de violencia genera de entrada rechazo al tele-espectador. Pero¿ qué tiene que hacer la Policía de Fronteras cuando se penetra ilegalmente, y a veces a la fuerza, en nuestro país?¿ Qué sentido tiene el concepto de territorio nacional donde un Estado ejerce su soberanía? No hay país en el mundo, si sus medios humanos y técnicos lo permiten, que consienta la entrada ilegal de extranjeros. Más o menos  pacífica o violenta la entrada por la fuerza en otro país se llama invasión. Si algo falla  es no exigir a Marruecos con más firmeza que no permita concentraciones de extranjeros en nuestra frontera.

 En algunos sectores de esta izquierda a veces de pueden detectar “tics” de “gauche divine”. Ejercen trabajos que por su cualificación profesional no son amenazados por los inmigrantes, viven en residencias de “alto standing” donde sin duda no se instalaran los inmigrantes de países lejanos y desde esta segura atalaya pontifican sobre los Derechos Universales del Hombre y sin atreverse a llevar hasta el final el desarrollo de su argumento critican la existencia de vallas fronterizas y de las denostadas clavecinas. Cuando digo lo de no llevar hasta el final el argumento me refiero a que si un inmigrante ilegal tiene derecho a residir en España porque salta una valla de cinco metros, porque no lo tienen los otros diez mil que hay en la frontera. O los millones, que de saber que todo el problema de entrar en la Europa comunitaria consiste en saltar una valla acudirían en masa.


Sin duda Europa, y por tanto España, tiene que aceptar que se ha convertido en un continente multi-cultural. Muchos de estos inmigrantes tienen la nacionalidad de su país de destino. Otros el permiso de residencia. Esa es la Europa de hoy. Nada de malo tiene. Frecuentemente las sociedades multi-culturales son las más dinámicas. Estados Unidos es un ejemplo. Pero esa multi-culturalidad se debe fundamentar en un código básico de valores comunes. Bienvenidos sean los inmigrantes que llegaron en los tiempos de prosperidad, De momento la puerta se ha cerrado pues en términos económicos el piso europeo está lleno. Sean bienvenidos los que llegaron, se quedaron, y forman parte de nosotros. Pero deben haberse dejado en casa la superstición, el fanatismo y la intolerancia. En la Europa que queremos los progresistas no tienen sitio estos estigmas . Con estos valores seremos un continente de libertad y paz. Si por la ventana entran los demonios que echamos por la puerta aumentaran los atentados, los conflictos inter-raciales y las tensiones étnicas.