martes, 29 de julio de 2014

ZAPATERO ( PRIMERA PARTE )


Voy a dedicar este artículo a la figura de Zapatero, último Presidente de Gobierno socialista. Sin duda la obra de un político cercano, con la relevancia que ha tenido Zapatero, necesita más tiempo para un juicio histórico. No pretendo tanto. Sólo transmitir algunas sensaciones del regusto que como socialista me han dejado sus siete años y medio de Presidencia del Gobierno. Como en otras ocasiones dividiré el artículo en dos partes.
Empezaré declarando que mi opinión de su figura  fue empeorando paulatinamente a lo largo de esos siete años de forma progresiva, con algún repunte momentáneo.
Su primera decisión, casi al día siguiente de formar Gobierno, en el año 2004, de ordenar la inmediata retirada de las tropas españolas en Irak me pareció valiente y lúcida. Me apartaría del tema de este artículo valorar el enorme error de Bush y sus “mariachis”, Blair y Aznar, que supuso invadir Irak en el año 2003.Además  no creo necesario aportar muchos argumentos. No hace falta para ver a lo que ha conducido aquella guerra más que leer el periódico de hoy  y ver cómo está Irak después de once años de derrocar al tirano Sadam Hussein. Sin duda con la invasión se pretendía convertir a Irak en una democracia, con clima más cálido, de corte escandinavo. El resultado de aquellos bienintencionados propósitos está a la vista. También se pretendía destruir  las armas de destrucción masiva que existían en Irak que, no sólo jamás se encontraron, sino que las otras dos potencias del Eje del Mal, Corea del Norte e Irán, descubrieron que en realidad no se invadía Irak por tener armas de destrucción masiva; se invadía porque no las tenía.
Aznar declaró años más tarde en televisión algo así como que “él creía, como todo el mundo, que en Irak había armas de destrucción masiva“. Hubiera sido más respetuoso con la verdad si hubiera afirmado que todo ese mundo que creía que en Iraq había armas de destrucción masiva, estaba formado por los países que querían invadir Irak.
En los primeros años de Gobierno, al calor de un ciclo económico favorable el primer Gobierno Zapatero mejoró las pensiones, amplió la cobertura del desempleo, elevó el salario mínimo... En definitiva mejoró las condiciones de vida de los más desprotegidos de nuestra sociedad. En materia de Derechos Civiles promulgó al año de Gobierno, la Ley del 13/2005 de 1 de julio conocida como Ley del Matrimonio Homosexual. Fue aprobada por amplia mayoría en el Parlamento con el voto de casi todos los partidos excepto el PP y los diputados de Unió Democrática de Cataluña. Creo recordar que el PP defendía que no se oponían a una fórmula legal que permitiera que la  unión de personas del mismo sexo  tuviera efectos jurídicos. Lo que rechazaban es que se le denominara matrimonio. Este punto de vista se puede entender desde una perspectiva confesional – el matrimonio es un Sacramento -, pero no de acuerdo a un concepto laico de lo público. La Ley dignificó a los homosexuales, después de décadas de rechazo social y durante el franquismo de persecución legal. Esta Ley era algo que la sociedad española debía a los homosexuales de ambos sexos.
En el año 2006 empecé a ser menos entusiasta con importantes aspectos de la figura de Zapatero. Me refiero a cuando permitió como Secretario General del PSOE que después de las elecciones autonómicas catalanas de noviembre de 2006, siendo el primer partido en votos y escaños CIU, se formara un segundo tripartito PSC-ERC-IC. Que no fue la mejor decisión posible parece claro hoy en día pues ninguno de los tres firmantes del acuerdo tripartito segunda parte se refieren a él como una experiencia ilusionante a repetir.
El primer tripartito del año 2003 tenía varias justificaciones. La necesidad de ventilar los despachos de la Generalitat que venía ocupando CIU desde el año 1980. Que había mucho que ventilar se ha visto más claro estos días con la sorprendente confesión del Presidente de la Generalitat en esos veintitrés años, confesión en la que oculta más de lo que confiesa. Por otro lado el PSC fue el primer partido en votos, con más de un millón, aunque el reparto de escaños por provincias permitieran a CIU ser el primer partido en representación parlamentaria.
Muchas cosas habían cambiado en el año 2006 desde 2003. El desgaste del tripartito fue evidente en esas elecciones. Los tres partidos integrantes   tenían unas elevadas cuotas de  diferencias ideológicas. El Presidente Maragall fue incapaz de dirigir un gobierno ; aquello parecía  más bien tres gobiernos distintos agregados, en el que cada uno iba por su lado. El resultado  fue que en estas elecciones, celebradas en noviembre de 2006 CIU superó al PSC en 140.000 votos, el tripartito perdió cuatro escaños en relación a las elecciones de 2003, cinco  el PSC que fueron compensados parcialmente por el incremento de IC.
Nueve meses antes de estas elecciones, en enero de ese año 2006 Zapatero había pactado directamente con Mas,  después de  seis horas de reunión, la reforma del proyecto inicial de reforma del Estatuto, que sin apenas modificaciones fue aprobado por el Parlamento español. Tanto en la votación definitiva del  Estatuto en el Parlamento español, como en  su posterior ratificación en referéndum por el pueblo catalán CIU junto al PSC pidieron el SI mientras que ERC ,socio de gobierno del PSC en aquel momento, pidió el NO, junto al PP, aunque por razones contrarias. Con ese motivo los seis “consellers” de ERC en el Govern catalán fueron cesados por Maragall. Meses después, en noviembre, con el nuevo Parlamento resultante de las ya citadas elecciones del 2006, se pactó, por parte del nuevo candidato a la Presidencia socialista Montilla con ERC el Gobierno y CIU continuó en la oposición. El proyecto político fundamental de la coalición PSC-ERC-IC en la legislatura 2003-06 era el nuevo Estatuto. El segundo partido de la coalición vota en contra de la redacción definitiva del Estatuto, tanto en el Parlamento como en el referéndum. Sus consellers son cesados. Seis meses después se pacta gobernar en coalición con ese mismo partido. Ciertamente el nuevo pacto lo suscribió Montilla,ex-ministro de Industria con Zapatero. Es inverosímil que Montilla abanderara un nuevo tripartito sin el consentimiento de Zapatero. Es por tanto un claro ejemplo de la coherencia política de Zapatero.

 Aunque tal vez me haya alargado en exceso con el capítulo catalán de la trayectoria política de Zapatero  me ha parecido que valía la pena.  . La política de alianzas es exclusivamente política y fundamental en un partido. Los muy probables  errores de Zapatero en estas decisiones, fueron de él, y sólo de él. Aquí no influía ni la crisis económica internacional, ni los dictámenes de Bruselas, Berlín o Frankfurt. En las elecciones catalanas de 2010 los tres partidos gobernantes perdieron en total 22 escaños, de ello el PSC 11. Al sumar 48 diputados entre los tres, 20 menos de la mayoría necesaria para gobernar, ya  no hubo que sopesar los pros y contras de un tercer tripartito. Sencillamente era imposible. No tendría sentido elaborar ahora supuestos contra-fácticos sobre qué  hubiera ocurrido si Zapatero hubiera tomado otras decisiones en el año 2006. Si es casi seguro que tomó la peor decisión. No sería  la única ocasión.

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